21 POETAS POR LA PAZ / 21 POETS FOR PEACE edited by Leticia Luna
21 POETAS POR LA PAZ / 21 POETS FOR PEACE edited by Leticia Luna and published in Mexico by UJAT and La Cuadrilla de la Langosta in 2016.
País Al Viento
novena con anécdota y décima de encantamiento para levantar tierra
Anécdota
Más un guiñapo
del desencanto que triste,
aquel joven dijo: mire seño,
yo no pido limosna;
no quiero nada para mí.
A quienes amé y lo que pude
haber tenido, todo lo perdí.
Usted que sabe decir las cosas,
vea… escúcheme, escriba
una novena por el desplazado…
Y se alejó. Me pregunto
si escuché mal y habrá
querido decir novela...
Esto es, lo que al reconocerme
en su rostro, sus ojos,
vislumbro y escribo para invocar
y provocar el cambio.
Primera
Llegamos a estas tierras trayendo a cuestas
en azarosos funerales el destierro.
Llegamos de luto blanco, pantalón,
guayabera, pañuelo de soga roja al cuello,
disimulando en inciertas nupcias la tristeza.
Vamos llegando tan cercados de tan lejos;
uno por otro y deshechos
en sangrienta urdimbre de anécdotas.
Segunda
Despojados celebramos, una ceniza de paz
para que resplandezca, luna deshabitada
entre orquídeas, tequila y aguardiente.
Luna desierta a quien ofrecemos
plasma de exilio en sangría de mora
para aliviar esta sed de rabia,
más rancia que el hambre.
Trasplantados atestiguamos por ella.
La celebramos brizna en paz,
hija violentada de un país al viento.
Tercera
Una sobra la paz,
esposa quebrantada
de un país al viento, verla a merced
de una jauría que a puño falso, positivo
le improvisa frenética orgía de huesos.
Luna desplazada verla bailoteando,
cumbia y corrido de violenta saga,
mapalé y joropo de distantes amores.
Saberla desamparada intentando
un tango en despedidas sin regreso.
Cuarta
Para ella, la paz; buscamos
un rostro en todos los rostros.
Escuchamos al hombre del acordeón,
narrar el vallenato de este viaje
a los infames países del abandono.
Los países de la huída que levantan
una nube cubriendo los zapatos,
los pulmones, la mirada;
con la fina materia del desarraigo.
Y a tararear un mariachi en rock-and-roll
en desahogo, se asimilan nuestros pies,
sobre una nube de tierra levantada a fuerza
de zapatear contra el paso de la
muerte.
Quinta
Llega adonde te lleven las líneas en tu mano,
dicen tus estrellas. En puño
cerrado
contra el pecho, llevas el olor de tu tierra
mezclada a la ceniza de tus muertos.
Llaga de tierra desplazada hecha zapatos
después de un largo viaje.
De tu tierra una nube de impunidad
va encubriendo en saga
de interminable plasma los telediarios.
Por la paz este aullido de memoria,
se baraje a entonar una canción
que levante tierra, a tu país al viento.
Sexta
Y alzando tierra a este país al viento,
un guiño de sal te atrapa la mirada,
cuando el olor a pincho y patacón,
te devuelven los paseos
por las ricas tierras de la patria.
El aire, un torbellino de pandequeso
y almojábana, sol de choclo
y lunita empanada de maíz blanco
entrando a las bocas.
Nos devuelve a la infancia,
el nostálgico almíbar de arequipe
sosteniendo la fragilidad de una oblea.
Cuánto extrañaríamos las sencillas cosas.
Séptima
Cuánto extrañaríamos blanca pulpa
de guanábana, un pintao con pan
fresco, jugo de tomate de
árbol.
En tierra extraña encontrar entre
especies disecadas, una pitaya.
Y a la paz, boca para esta sed
de permanencia, sorprenderla,
mirando por el rabillo del ojo
en blindada inapetencia.
Sin hambre, la paz,
jugando a rompercabezas.
Octava
No se te antoje esponjado de curuba
o tan siquiera agua raspada
que tendrás que beber a escondidas
la enjuaga—dura de la distancia.
Y es que a la paz hay que prenderla,
hay que arrebatarla de sed sin armarla
de guiñapos, sin inventarle botellas vacías
en mar de cuchillos y espaldas.
De otra manera
de sorprendernos, masacre de flor común
a moscardones en fosa de bocas abiertas.
Novena
País al
viento
levantemos huracán de sed y hambre,
por esta paleta de lulo
en petardo cáustico que es la paz,
para ingerirla y reinventarla paso a paso,
aunque nos carbonice el alma,
aunque nos desaparezca las manos y el habla.
Levantemos tierra a pulso, a tientas,
de memoria, de la forma que sepamos.
Levantándola, ay país al viento.
Levantemos tierra levantándola…
Décima
Este encantamiento levante tierra.
Nade en agua de un solo río varias veces,
se queme varias veces en llamas
del mismo fuego; sobreviva
todas las conflagraciones.
Antes de mirar hacia atrás,
con la fuerza urgente de su nombre diga:
“la ceniza escriba” y arda lento
peñón de tiempo en la sal,
mar suspendido preñado de memoria.
Hecho canción o escrito a mano, depurado
en su propio fuego, inspire cambio
y quien lo escuche o lo lea, actúe
por la paz, lleve en la boca este hechizo
de magia azul,
así sea…