Poetas Sin Fronteras del poeta y editor Ramiro Lagos: Mares de espejo mágico en cantoleo de duendes.




POETAS SIN FRONTERAS, editor Ramiro Lagos, publicado por editorial Verbum, España 2000. Poemas en versión inicial de Antonieta Villamil en las páginas 347-355. 
 
Volátil y efímera. 
Naufragio de rostro. 
Oda al pasto. 
Ausencia de luna. 
La coraza.
 
Más allá y sin fronteras, la poesía de Antonieta Villamil
Por: Ramiro Lagos.

Mas sobre mi antología internacional, “Poetas sin fronteras”, tengo que agregar que esta obra ha pretendido integrar las voces dispersas de la poesía emigrada, unida a otros cerebros fugados hacia el logro de metas superativas. Se incluyen también algunos poetas escapados de los feudos líricos o de los círculos elitistas que los discriminan como es el caso de esta inmensa poesía más allá y sin fronteras en "mares de espejo mágico en cantoleo de duendes" de Antonieta Villamil.
 
Más que antología es un manifiesto de voces internacionales cuya trascendencia procede del hecho de que casi todos los poetas sin fronteras son didácticos de literatura. Lo que quiere decir que su cátedra de poesía conlleva de por si un compromiso con la dialéctica de la crítica o de la autocrítica ampliamente expuesta o debatida en la academia universitaria o en el simposio. 
 
La amplitud de su apertura literaria a la luz de la crítica analítica o de la apoyatura erudita, lejos está de ese academicismo oficial y oficioso y de ese lirismo evasivo de quienes aún siguen creyendo que la poesía es un privilegio de sus feudos o de sus codificaciones literarias y no de la gran audiencia como la del Canto General. Contra los "falsos brujos” de la poesía se pronuncia Pablo Neruda tildándolos de “vendedores de hacinados detritus” “cadáveres de la moda", y los interroga: “Qué hicisteis ante el reinado de la angustia frente a este oscuro ser humano?”

Con Pablo Neruda, César Vallejo, Nicolás Guillén y Miguel Hernández, se rompieron los muros fronterizos entre poesía y pueblo y ya con Ernesto Cardenal se movilizó en Nicaragua una vanguardia democratizadora de la poesía, antagónica a los dictámenes de la élite.

Rotos ciertos cánones impositivos, la poesía de apertura o la que deliberadamente alterna con otras formas de expresión, bien sea empleando el lenguaje coloquial o la forma métrica, busca encontrar en el alma de la palabra su poder de transformación lírica, o su vanguardia social con una “Juana Pueblo” en marcha. 
 
La palabra como surtidor semántico, como signo de polivalentes significantes, como depositaria de connotaciones explícitas o implícitas o como foco de sugerentes metáforas, se abre paso a través de la realidad sensible sobre las fronteras de sus limitaciones de toda índole, y es la gran sensibilidad del (a) poeta la que sale triunfante dentro de la trascendencia del lenguaje, sea este rítmico o coloquial.

Pero lo que más interesa a los poetas sin frontera es su amplitud espacial, su entorno humano, salvada su intimidad y también su libertad artística asociada a la expresión libre de su idearium.

La poesía de los poetas aperturistas, comprende la gran metáfora del viento convertida en libertad sin límites y las tropas de las montañas convertidas en estribaciones épicas. Comprende el lenguaje de las águilas y de los cóndores y también el de las palomas mensajeras. 
 
Comprende la diafanidad de las fontanas con sus rítmicas corrientes interioristas y también el vehemente lenguaje de las cascadas con su entorno de cristal de roca. Clásicos, neobarrocos o postmodernos, nuestros ríos no dan a la mar sino que se convierten en ciénagas o en lagos serenos o agrestes donde se reflejan las barbas de nuestros abuelos milenarios que conquistaron la tierra con poesía, desposeyéndola de sus alambradas. 
Allí los espejos mágicos cantan sus himnos, sus endechas, sus juglarías, sus cantos generales y sus cantes jondos con el advenimiento de los duendes.

Pinceladas Literarias Hispanoamericanas editada por Gloria Bautista Gutiérrez, New York 2004.




PINCELADAS LITERARIAS HISPANOAMERICANAS, New York 2004. 
Editada por Gloria Bautista Gutiérrez. 

Poemas de Antonieta Villamil en las páginas 343-346. Versiones iniciales de poemas en español: 
 
En point Dume.
Ayuno.
Entre las piernas de la muerte.
Humano mio.
Mi país niño dormido.
 
Comentario en inglés:
 
Spanning from before the Europeans arrived in Spanish America to the present, this anthology provides students with a deep and extensive appreciation of more than 600 years of Hispano-American literature.

The 57 selections in Pinceladas literarias hispanoamericanas represent both traditionally significant writers, as well as the writings of indigenous, female and afro-Hispanic authors that are not usually included in the official cannon. The result is a collection that gives students a unique and diverse perspective of the Latin American literary world, addresses the repercussions of Spanish colonialization, and presents a rich history of the different periods.

By combining biographies with literary commentary, the reader can connect each writer's personal history with their literary production, which in many cases is inseparable. 

La poesía de Antonieta Villamil:

Una voz profunda de la cultura

Antonieta Villamil convoca los manantiales de la memoria para rescatar la voz de quienes sobreviven la pérdida de seres queridos, bajo circunstancias violentas. Expresa una profunda preocupación por la situación que ha llevado a muchos países a una silenciosa violencia y recorre una irresistible variedad de latitudes, en torno al tema del proceso creativo, en un constante empeño por reafirmar el poder de la poesía ante un mundo que enfrenta permanentes transformaciones y deterioros.

Al leer la poesía de Antonieta Villamil, no puedo sino asombrarme ante la increíble capacidad sensorial de esta joven poeta latinoamericana. Su intensa voz es profunda y lírica, y nos penetra con inteligencia y sutileza. Su estilo recurre a los sueños, al subconsciente, a lo mítico y a lo sobrenatural para explorar los misterios de la realidad. Busca, encuentra, re-crea y pone en palabras una realidad que frecuentemente es de abstracciones inexpresables.

 En muchos de sus poemas, Antonieta Villamil le da voz a los desposeídos, a los desaparecidos y a los olvidados. En otros nos arroja en brazos de una retahíla que juega con la excitación, la seducción, la consumación, el desencanto, la violencia, la muerte y la persistencia del amor. Sin gritar ni hacer demandas, su poesía señala constantemente la lucha por la libertad de expresión.

Aporta la voz del lamento y la denuncia de seres que son capaces de acercarnos con descarnada honestidad al momento en que son violentados o a las circunstancias en que cometen un acto que los marca. Además, Antonieta Villamil expresa el choque cultural que se sufre al emigrar. Reitera el rol y el poder del poeta en nuestra sociedad: Ser la conciencia de la tribu y la voz profunda de la cultura.

Gloria Bautista Gutiérrez, Editora de Pinceladas Literarias Hispanoamericanas y Voces Femeninas de Hispanoamérica. Fragmentos de este ensayo fueron publicados en la Revista POETS WEST, Estados Unidos. Voz Disidente: AOTEAROA, Nueva Zelanda. Prensa Feria del Libro de Geitersburg, Washington, Voces en Tiempo de Guerra, documental y antología, Estados Unidos.

 


 

Antología de Mujeres Poetas de Colombia publicada en Bogotá por el sello Apidama



GRAN ANTOLOGIA DE POETAS COLOMBIANAS NACIDAS A PARTIR DE 1950

Estudio y selección realizados por Guiomar Cuesta Escobar y Alfredo Ocampo Zamorano y publicada bajo el sello de Apidama Ediciones, Bogotá 2014. 

Poemas de Antonieta Villamil en la antología: Versión inicial del poema: Lamentación por el poeta I-X (a Aurelio Arturo pensando en Emilia Ayarza), Versión final del poema Lunática entre antipoetas (a Nicanor Parra).

De acuerdo con Guiomar Cuesta, este libro es demostración del oficio de poetas que ellas han ejercido durante todas sus vidas. “También es clara y evidente la intención y el logos poético de cada uno de sus poemas. Su dicción es amplia y muy variada, con voces múltiples de gran riqueza. 

La evolución del nuevo canon poético está siendo impulsada hoy día, y desde hace muchos años, por las Mujeres Poetas, quienes actualmente producen y publican más que sus congéneres hombres. Con estos dos volúmenes de Poesía Colombiana del Siglo XX, escrita por Mujeres, se escribe una nueva historia de nuestra Literatura”.

Esta es, hasta el momento, la primera y más completa Antología publicada en Colombia, sobre sus mujeres poetas. Y no por ausencia de talento y producción poética, como podrán darse cuenta por las conclusiones de este libro, sino por la falta de reconocimiento y aceptación de la Mujer como poeta, que a pesar de los avances para ella en tantas áreas del conocimiento, así como su participación laboral en cargos directivos de alto rango, en la poesía aún no es considerada siquiera su publicación en Antologías en las cuales figuren los hombres poetas de nuestro país. 

Se trata del segundo tomo de la colección que incluye a las poetas nacidas o residentes en Colombia a partir de 1950.  Presentado en el Salón Tomás Carrasquilla en la Feria Internacional del Libro de Bogotá. Según Guiomar Cuesta: “Con este tomo de Poesía Colombiana del Siglo XX escrita por Mujeres se completa la labor iniciada en 2013, cuando fueron incluidas 84 poetas autoras de 454 poemarios publicados”. 153 mujeres poetas, nacidas entre 1950 y 1989 que a la fecha han publicado 500+ poemarios fueron incluidas en la gran antología de Poesía Colombiana del Siglo XX escrita por Mujeres. 

En resumen, en los dos tomos fueron incluidas 237 poetas con 944 libros de poemas publicados. “Consideramos estas cifras como contundentes”, asegura Guiomar Cuesta. De las 153 poetas incluidas en la antología, 32 son oriundas de la Costa Caribe colombiana, 34 de la Costa Pacífica, 36 de Bogotá, 25 de Antioquia y el Eje Cafetero y dos de Santander. Así mismo, 16 poetas residentes en el exterior y ocho poetas fallecidas.

POETAS NACIDAS APARTIR DE 1950.

Esta Antología nace de muchas semillas y experiencias a lo largo de la vida poética de sus investigadores y compiladores. Por ejemplo, los contactos de Alfredo Ocampo Zamorano con el Grupo de la Revista Vivencias, de Cali, y el interés desde ese entonces, de hacer una gran Antología de Mujeres poetas, que debido al cierre de dicha Revista, nunca llegó a concretarse. Luego, los contactos con Claude Couffon en Cali, y Marie Chevalier en París, los cuales dieron como resultado la publicación de: Antología de poesía colombiana, editada por Cahiers de poetique et de poesie iberique et latinoamericaine, París, Francia, en 1977.

En 1987, Teresa Rozo Moorhouse se contacta con Guiomar Cuesta Escobar, a raíz de su viaje de investigación a Colombia, buscaba las mujeres poetas para su Antología: Diosas en bronces. Poesía contemporánea de la mujer colombiana. Irvine, 1995. Se inicia así el contacto de Guiomar con el Encuentro de Poetas Colombianas del Museo Rayo, al cual ha asistido durante 27 años consecutivos, con el propósito de conocer a fondo la poesía de las mujeres de nuestro país. 
 
Como antecedente inmediato está la publicación de nuestra Colección Antologías del Nuevo Milenio. Además, la larga investigación realizada para la publicación de nuestras dos Antologías sobre Mujeres Poetas afrocolombianas, en 2008 y 2010.

Es a partir de 1975, el Año Internacional de la Mujer, y de 1984, año de la fundación de los Encuentros de Poetas Colombianas del Museo Rayo, en Roldanillo, Valle, que se consolida la presencia y la participación de las mujeres poetas, como parte esencial de la poesía colombiana. 
 
Es nuestra hipótesis que los poemas y poemarios de las mujeres poetas colombianas y su poética, reflejan un nuevo camino para consolidarlas como partícipes en igualdad de condiciones, hacia un mayor liderazgo suyo en la poesía colombiana. Además demuestran por una parte, una más activa presencia de las plurales y diversas voces en la poesía colombiana, y por otra, su riqueza regional y multiétnica. Es la gran renovación de nuestra Poesía la que aquí proclamamos. Estimamos que con estos dos Tomos de Poesía colombiana del Siglo XX escrita por Mujeres, estamos contribuyendo a construir una nueva Historia de la Literatura colombiana.

Dentro de este conjunto constitucional de retazos, es importante entender las diferencias que en esta antología constituyen, no solamente la división en cohortes según la década de nacimiento, vinculada a las transformaciones históricas del siglo XX, sino también, su procedencia raizal. Por ejemplo, nuestras poetas antologadas de la Costa del Pacífico, representan una migración desde sus aldeas y pueblos, hasta los grandes centros urbanos abiertos a su educación universitaria.

Las poetas nacidas en los grandes centros urbanos, y al éstos crecer van encontrando una nueva visión que se refuerza con la apertura de la educación universitaria para ellas, luego del Año Internacional de la Mujer, y los Movimientos de liberación femenina, los cuales afectan a todas las poetas aquí seleccionadas. Así mismo, esto sucede con el gran impacto del Encuentro de Poetas Colombianas del Museo Rayo.

En resumen son dos perfiles muy diversos que se plasman especialmente en los últimos 25 años del siglo XX: El primer perfil estaría representado por la actividad de algunos grupos herméticos de poetas varones, que desdicen de la mayoría de sus por ellos marginadas colegas mujeres; y que no siempre, pero en muchos casos llevarán al desasosiego que se describe en la visión del rumbo de la poesía colombiana, según ellos escrita principalmente por sus colegas hombres poetas, dentro de un canon poético que desciende de las confrontaciones entre las diferentes cohortes y agrupaciones poéticas masculinas, las cuales insistimos, y con algunas excepciones, han pretendido imponer su perspectiva unilateral, a espaldas de la realidad de la Poesía colombiana del siglo XX escrita por mujeres.

Y el segundo perfil está conformado por las mujeres poetas colombianas aquí antologadas, con su doble perspectiva humanística. Por una parte de visión y orientación valorativa de liberación y apertura más allá de todo canon. Y, por otra, de absorción y asimilación a las realidades del mundo postmoderno, a la revolución informática y a la globalización.

LAS AUTORAS 

Radicadas en el exterior
Amparo Lucía Ramírez Rivera (Amparo Flury). Nació en Bogotá y reside en Suiza.
Andrea Naranjo Merino. Nació en Cali y reside en los Estados Unidos.
Ángela García Nació en Medellín y reside en Suecia.
Antonieta Villamil. Nació en Bogotá y reside en Los Ángeles, California, América Norte.
Clara Eugenia Ronderos Torres. Nació en San Gil, Santander; y reside en Estados Unidos.
Elizabeth Constaín Ruales. Nació en Popayán y reside en Ecuador.
Elsa Moreno Pizarro. Nació en Bogotá y reside en California, Estados Unidos.
Flavia Falquez. Nació en Barranquilla y reside en Granada, España.
Lauren Mendinueta. Nació en Barranquilla y reside en Portugal.
Luisa Ballesteros Rosas. Nació en Boavita, Boyacá. Radicada en París, Francia.
María de los Ángeles Popov. Nació en Roldanillo, Valle. Radicada en los Estados Unidos.
Mayra Margarita Mendoza Torres. Nació en Cartagena y reside en Buenos Aires, Argentina.
Miryam Alicia Sendoya Guzmán. Nació en Ibagué, y reside en Santiago de Chile.
Myriam Montoya. Nació en Bello, Antioquia; y reside en París, Francia.
Pilar Zalamea Kimbrell. Hija de colombianos. Nació en Nueva York, Estados Unidos.
Sonia Solarte Orejuela. Nació en Cali y reside en Berlín, Alemania.

De Bogotá DC: Amparo Osorio, Ana Fernanda Mendoza, Camila Charry Noriega, Carolina Dávila, Carolina Gómez Gómez, Claudia Aguilera Neira, Cristina Maya, Eugenia Sánchez Nieto (Yuyín), Gloria Díaz Salom, Luisa Fernanda Trujillo Amaya, Luz Ángela Caldas, Luz Helena Torres, María Clara González de Urbina, María Gómez Lara, María Mercedes Lafaurie Villamil, María Tabares, Matilde Frías Navarro, Paola Cataño, Patricia Rey Romero, Renata Durán (María Victoria Durán Restrepo), Rocío Cabanzo de Ponce de León y Sandra Uribe Pérez. Así mismo, las poetas nacidas fuera de la capital, pero residenciadas en ella: Ana Mercedes Vivas, de Cali, Beatriz Restrepo, de Medellín; Georgia Kaltsidou, de Thessaloniki, Grecia; Graciela Maglia, de Bahía Blanca, Buenos Aires; Guiomar Cuesta Escobar, de Medellín; Jenny de la Torre Córdoba, de Barranquilla; Lilia Gutiérrez. Riveros, de Macaravita, Santander; Liliana Gastelbondo Bernal, de Ibagué; Luz Helena Cordero Villamizar, de Bucaramanga; Luz Mary Giraldo, de Ibagué; Mery Yolanda Sánchez, de Guamo, Tolima; Piedad Bonnett, de Amalfi, Antioquia; Sonia Truque, de Buenaventura; y Yirama Castaño Güiza, de Socorro, Santander.

De Antioquia: Catalina González Restrepo, Claudia Cecilia Trujillo Barrera, Conny Rojas, Cristina Toro, Eliana María Maldonado Cano, Gloria María Bustamante, Gloria Posada, Inés Posada, Liana Mejía, Lucía Estrada, María Berenice Pineda, María Cecilia Muñoz Galeano, María Elena Quintero, Marta Quiñónez, de Apartadó; y María Clemencia Sánchez, de Itagüí. Así mismo, las poetas nacidas fuera de Medellín, pero residenciadas en ella: Lucía Donadío, de Cúcuta; Esther Fleisacher Cohen, de Palmira, Valle; Laura Camila López Velázquez, de Bogotá; y Anna Francisca Rodas (Tuti), de Puerto Mosquito, Cesar.

De Atlántico: Carmen Peña Visbal, reside en Bogotá; Everlyn Damiani Simmonds, reside en Bogotá; Lilián Pallares, Lya Sierra González, Martha Alonso Osorio, Mónica Gontóvnik, Mónica Saad, Nora Carbonell, Nora Rosado Puccini, Susana Jiménez Palmera, Tallulah Flórez y Ubaldina Díaz Romero.

De Bolívar: Dora Isabel Berdugo, Eva Durán, Hortensia Naizzara Rodríguez, Lidia Corcione Crescini, Nena Cantillo, Ruth Patricia Diago Suárez, Tania Maza Chamorro, Muris Cueto Mercado, de San Cristóbal; y Solmery Cásseres Estrada, de Palenque de San Basilio.

De Córdoba: Ela Cuavas, Gudiela Milena Paternina y Clavelia Arana del Rosal, nacida en Costa Rica.

De La Guajira: Betsy Barros Núñez, Lindantonella Solano Mendoza y Solenys Herrera Fernández.

De Magdalena: Monique Facuseh.

De Sucre: Alexandra Adress Guzmán (Betty Garcés), de Tolú; y Margarita Vélez Verbel, de Corozal.

De Santander: Idania Ortiz Muñoz, de Bucaramanga; y Andrea Cote, de Barrancabermeja.

De Caldas: Ana María Gómez (Penélope), Ana María Robledo Jaramillo y Juana María Echeverri Escobar.

De Quindío: Martha Elena Hoyos, de Bucaramanga; y Bibiana Bernal, de Calarcá.
De Risaralda: Colombia Truque Vélez, nacida en Bogotá.

De Valle del Cauca: Adalgiza Charría Quintero, Alba Lucía Tamayo García, de Tuluá; Amparo Romero Vásquez, Ana Milena Puerta, Ana Milena Lucumí, Clara Schoenborn, Cristina Eugenia Valcke Valbuena, Elizabeth Vejarano Soto, Elvira Alejandra Quintero, Gloria María Medina Jiménez, Julia Simona Guerrero (Alba Ximena Gutiérrez Santander), Lyda Cristina López, de Ginebra; María Elena León García, de Versalles; María Fernanda Ceballos Calvache, María Teresa Casas Figueroa, Martha Cecilia Calle Gaviria, de Sevilla; Margarita Mejía, de Palmira; Meisy Correa Hernández, de San Pedro; y Orietta Lozano. Así mismo, las poetas nacidas fuera de Cali, pero residenciadas en esta ciudad: Ángela Tello González, de Santander de Quilichao; Judith Rodríguez Castro, de Tocaima, Cundinamarca; Martha Patricia Meza, de Salamina, Caldas; Mercedes Mejía, de Barranquilla; Natalia María Ramírez López, de Bogotá; Patricia Inés Jaramillo Tangarife, de Bolívar; y Elcina Valencia Córdoba, de Puerto Merizalde, Buenaventura.
De Cauca: Hilda Inés Pardo, Mary Edith Murillo y Matilde Eljach.

De Nariño: Lydia Inés Muñoz (Anacaona), Myriam Jiménez Quenguan, Piedad Figueroa, de San Pedro, Potosí; Martha Cecilia Ortiz Quijano, de Tumaco; y María Isola Salazar, de Túquerres. Reside en Bogotá.

Fallecidas: Amparo Marín López (Cali, 1960 - Cali, 1999); Belén Morillo (Galicia, España - Bogotá, 2001); Yvonne América Truque (Bogotá - Canadá, 2001); Liliana Cadavid Sanmiguel (Bogotá, 1960 - Bogotá, 2006), Clemencia Tariffa (Cesar, 1959 - Santa Marta, 2009), Edelma Zapata Pérez (Cesar, 1954 - Bogotá, 2010), Marta Sepúlveda (Bogotá, 1957 - Bogotá, 2010), Piedad Morales (Puerto Berrío - Medellín, 2012).

Antología mundial de poesía por la vida: Yo Vengo a Ofrecer Mi Poema


 

Yo vengo a ofrecer mi poema es una antología de resistencia bajo la selección & curaduría de Fredy Yezzed, Stefhany Rojas Wagner y Eduardo Bechara Navratilova. 

Esta apuesta editorial convoca a más de trescientos poetas venidos de diferentes latitudes, para desnudar la vertebra de una época arrastrada por la violencia, la pobreza, la desigualdad y la injsuticia social, pero también para dar cuenta de hombres y mujeres llenos de dignidad y esperanza.

Esta antología sirve tanto a propósitos académicos, de reflexión sobre nuestra época, como a fines de disfrute estético. 

 

“Yo vengo a ofrecer mi poema”: poesía para la unión de América Latina por Andrés Osorio Guillott

Luego de las protestas en Chile y Colombia en 2019, Eduardo Bechara, Fredy Yezzed y Stephany Rojas crearon la antología “Yo vengo a ofrecer mi poema”, que surgió en medio de la crisis en la región. “Es un libro en contra de las dictaduras, así sean de izquierdas o derechas. Es una obra libertaria que quiere mejores territorios, un mejor universo para todos. Es un grito contra las clases dirigentes para que reaccionen. También es un canto a la vida, para poder aspirar a mejores territorios, a lugares donde no haya corrupción, donde seamos tolerantes unos con otros”, dijo Eduardo Bechara, que junto a Fredy Yezzed y Stephany Wegner construyeron la antología Yo vengo a ofrecer mi poema, en el que no necesariamente las 600 páginas tienen versos asociados a la protesta social, sino que son versos que hablan también del amor, la naturaleza, el miedo, la migración, la violencia y tantos otros temas infinitos que afrontan las sociedades del mundo, pues los autores que hacen parte del texto no son solo de América Latina, pues también hay de África y Estados Unidos.

Hay voces ya reconocidas y otras nuevas, hay espacios para los poetas indígenas, para los poetas colombianos, chilenos, argentinos, haitianos, cubanos, estadounidenses y africanos. Es un libro pensado de todos y para todos. Su nombre, inspirado en la canción Yo vengo a ofrecer mi corazón, de Fito Páez, muestra el lugar desde el que se pensó, la sencillez, con una intencionalidad que busca reivindicar la dignidad de la humanidad tras varias décadas en las que parece que los principios que conducen a pensar en que la vida es sagrada se fueron extraviando en los eslabones del tiempo y en los afanes que tergiversaron aquello que es fundamental y terminó volcando y situando primero el interés individual antes que el cuidado colectivo.

Son las voces de 147 poetas de varias partes del mundo, como Álvaro Miranda, Alexis Forero, Antonieta Villamil, Fredy Chicangana, Fernando Urbina, Rómulo Bustos, Stella Higuera, Pablo Montoya, Luz Mary Giraldo, John Galán Casanova, Eduardo Bechara, Fredy Yezzed, Stephany Rojas, Juan Felipe Robledo, Santiago Espinosa, Liz Candelo y Ashanti Dinah Orozco (Colombia); Alejandra Pérez (México), Lubi Prates (Brasil); Raúl Zurita, Elvira Hernández y Carmen Berenguer (Chile); Yolanda Pantin (Venezuela), Susana Cabuchi, Daniel Quintero y Carlos Aprea (Argentina); Ana Gandini (Uruguay), Jean Jacques Pierre-Paul (Haití), Margaret Randall (Estados Unidos), Gabriel Mwènè Okoundji (Congo), entre otras.

“Algo que hace la poesía es mostrarnos que existen otros mundos donde existe el maltrato y no existen condiciones plenas y dignas para la vida de las personas. Al mostrar el testimonio y que se puede crear una ruptura, se puede formar una nueva forma de conciencia y de sociedad”, dijo Stephany Rojas.

Los tres antologadores concuerdan en que era difícil crear este libro, pues a priori se podría creer que los poemas escritos o enviados en medio de las protestas sociales, de la indignación por la violencia policial que dejó a decenas de estudiantes sin ojos en Chile, o de casos como el de Dilan Cruz en Colombia, serían netamente panfletarios, aumentando así la llama de la violencia y el odio que muchas veces consumen las manifestaciones. No obstante, los versos incluidos en el libro no hacen un llamado a la rebeldía, o por lo menos una rebeldía entendida como un acto alzado en armas, sino a un despertar que recuerde a los desaparecidos, asesinados, líderes sociales, pueblos originarios y poblaciones afros, y que en honor o en memoria a ellos se piense, pese a la lejanía de estas tristemente llamadas utopías y no realidades, que con los versos que se leyeron mientras las aturdidoras estallaban a un par de cuadras, o mientras las clases dirigentes ignoraban el grito que venía de años atrás, ahora incluidos en esta obra, se puede crear un nuevo sentimiento de unión y dignidad por la vida sin importar las banderas enarboladas.

En palabras de Fredy Yezzed, “toda marcha pública arranca con un fervor colectivo. Asistimos todos a esa manifestación, pero toda manifestación llama a otras voces, las avisa, las despierta, las llama para que firmen y aporten a la movilización. La poeta norteamericana Carolyn Forché define muy bien la poesía testimonial, que tiene que ver con la vivencia, con una experiencia, mientras que lo político te vende, te mete por la boca una forma de pensar. Y creemos que todo lo que hay aquí es poesía testimonial al dar una versión de una época. Y el mensaje del libro es que tenemos que descubrir al otro. Es una antología de inclusión, de diálogo fraternal. Nos han educado frente al odio y este libro deja sentado un inconformismo desde la palabra”.

No son versos que hablan de la protesta, son versos que hablan sobre la vida, que llegaron eso sí en un contexto de manifestaciones sociales, pero que no necesariamente se quedan en ellas, sino que trascienden a la preocupación subterránea en todos aquellos que salieron colectivamente a exigir a sus gobiernos, y que no es otra diferente al respeto y cuidado de la vida. Y para que así se entienda, un fragmento del poema “Siete abismos sueltos y un hombre caminando (llámame extranjero)”, del autor haitiano Jean Jacques Pierre-Paul: “Todos los días me borro accidentalmente / y me reemplazo por una utopía nueva / la vida consistiría en caminar / pisar un abismo y seguir caminando. / Quiero ser el epicentro de todos los amores posibles, / quiero que todos los horizontes / pasen por la línea de mi vida / caminar y amar, he aquí la meta suprema. / Todos los días me despierto / con la misma necesidad de amar”.

Migración del Canto: Poetas de Los Ángeles Sin Permisos Ni Fronteras. Poesía Féstival: Revista 2013. Año DOS de la Primavera de La Galaxia.



POESÍA FÉSTIVAL. Revista 2013 Año Dos Primavera de la Galaxia. 

Migración del Canto Poetas de Los Ángeles Sin Permisos Ni Fronteras. 

Poemas de Antonieta Villamil: Páginas: 26-28. 

Versiones finales inéditas de los poemas: Jarabe de fumo encantado con zapatos verdes y Trueque de América Malinche.


21 POETAS POR LA PAZ / 21 POETS FOR PEACE edited by Leticia Luna


 


21 POETAS POR LA PAZ / 21 POETS FOR PEACE edited by Leticia Luna and published in Mexico by UJAT and La Cuadrilla de la Langosta in 2016. 

Poemas de Antonieta Villamil: Páginas-Pages 111-116. 

Versión final de poemas escritos originalmente en Español. 
Originally written in Spanish, finished version. 

Poema País Al Viento (prosema en 10 partes, anécdota, novena y décima).

País Al Viento

novena con anécdota y décima de encantamiento para levantar tierra

 

Anécdota

 

Más un guiñapo

del desencanto que triste,

aquel joven dijo: mire seño,

yo no pido limosna;

no quiero nada para mí.

 

A quienes amé y lo que pude

haber tenido, todo lo perdí.

 

Usted que sabe decir las cosas,

vea… escúcheme, escriba

una novena por el desplazado…

 

Y se alejó.  Me pregunto

si escuché mal y habrá

querido decir novela...

 

Esto es, lo que al reconocerme

en su rostro, sus ojos,

vislumbro y escribo para invocar

y provocar el cambio.

 


Primera

  

Llegamos a estas tierras trayendo a cuestas

en azarosos funerales el destierro.

 

Llegamos de luto blanco, pantalón,

guayabera, pañuelo de soga roja al cuello,

disimulando en inciertas nupcias la tristeza.

 

Vamos llegando tan cercados de tan lejos;

uno por otro     y deshechos

en sangrienta urdimbre de anécdotas.

 

Segunda

 

Despojados celebramos, una ceniza de paz

para que resplandezca, luna deshabitada

entre orquídeas, tequila y aguardiente.

 

Luna desierta a quien ofrecemos

plasma de exilio en sangría de mora

para aliviar esta sed de rabia,

más rancia que el hambre.

 

Trasplantados atestiguamos por ella.

La celebramos brizna en paz,

hija violentada de un país al viento.

 

Tercera

 

Una sobra la paz,    esposa quebrantada

de un país al viento, verla a merced

de una jauría que a puño falso,   positivo

le improvisa frenética orgía de huesos.

 

Luna desplazada verla bailoteando,

cumbia y corrido de violenta saga, 

mapalé y joropo de distantes amores. 

 

Saberla desamparada intentando

un tango en despedidas sin regreso.

 

Cuarta

 

Para ella,     la paz; buscamos

un rostro en todos los rostros.

Escuchamos al hombre del acordeón,

narrar el vallenato de este viaje 

a los infames países del abandono. 

 

Los países de la huída que levantan

una nube cubriendo los zapatos,

los pulmones, la mirada;

con la fina materia del desarraigo.

 

Y a tararear un mariachi en rock-and-roll

en desahogo, se asimilan nuestros pies, 

sobre una nube de tierra levantada a fuerza

de zapatear   contra el paso de la muerte.

 

Quinta

 

Llega adonde te lleven las líneas en tu mano,

dicen tus estrellas.    En puño cerrado

contra el pecho, llevas el olor de tu tierra

mezclada a la ceniza de tus muertos.

 

Llaga de tierra desplazada hecha zapatos

después de un largo viaje.

 

De tu tierra   una nube de impunidad

va encubriendo en saga

de interminable plasma los telediarios.

 

Por la paz este aullido de memoria,

se baraje a entonar una canción

que levante tierra, a tu país al viento.

 


Sexta

 

 

Y alzando tierra a este país al viento,  

un guiño de sal te atrapa la mirada,

cuando el olor a pincho y patacón,

te devuelven los paseos

por las ricas tierras de la patria.

 

El aire, un torbellino de pandequeso

y almojábana, sol de choclo

y lunita empanada de maíz blanco

entrando a las bocas.

 

Nos devuelve a la infancia,

el nostálgico almíbar de arequipe

sosteniendo la fragilidad de una oblea.

 

Cuánto extrañaríamos las sencillas cosas.

 

Séptima

 


Cuánto extrañaríamos blanca pulpa

de guanábana, un pintao con pan

fresco, jugo de tomate de árbol.

 

En tierra extraña encontrar entre

especies disecadas, una pitaya.

 

Y a la paz, boca para esta sed

de permanencia, sorprenderla,

mirando por el rabillo del ojo

en blindada inapetencia.

 

Sin hambre, la paz,

jugando a rompercabezas.

 


Octava

 

 

No se te antoje esponjado de curuba

o tan siquiera agua raspada

que tendrás que beber a escondidas

la enjuagadura de la distancia.

 

Y es que a la paz hay que prenderla,

hay que arrebatarla de sed sin armarla

de guiñapos, sin inventarle botellas vacías

en mar de cuchillos y espaldas.

 

De otra manera la paz, habrá

de sorprendernos, masacre de flor común

a moscardones en fosa de bocas abiertas.

 


Novena

 

 

País al viento

levantemos huracán de sed y hambre,

por esta paleta de lulo

en petardo cáustico que es la paz,

 

para ingerirla y reinventarla paso a paso,

aunque nos carbonice el alma,

aunque nos desaparezca las manos y el habla.

 

Levantemos tierra a pulso, a tientas,

de memoria, de la forma que sepamos.

 

Levantándola, ay país al viento.

Levantemos tierra levantándola…

 


Décima

 

 

Este encantamiento levante tierra.

Nade en agua de un solo río varias veces,

se queme varias veces en llamas

del mismo fuego;     sobreviva

todas las conflagraciones.

 

Antes de mirar hacia atrás,

con la fuerza urgente de su nombre diga:

 

“la ceniza escriba” y arda lento

peñón de tiempo en la sal,

mar suspendido preñado de memoria.

 

Hecho canción o escrito a mano, depurado

en su propio fuego, inspire cambio

 

y quien lo escuche o lo lea, actúe

por la paz, lleve en la boca este hechizo

de magia azul,  

                        así sea…


 



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